Luego de toda una temporada de progresar con buenos resultados, al francés solo le faltaba la victoria. El inicio de 2020 lo vio en lo más alto del podio por dos veces consecutivas y se perfila como candidato a la corona.
Ni la chance que le dio la pandemia por el Covid-19 para lucirse en carreras digitales pudo ser aprovechada por Fabio Quartararo. Al igual que en la vida real, con un joystick en la mano, el francés demostró en el encierro obligatorio que era el más rápido en una vuelta al marcar varias poles “digitales”, pero nunca logró encontrar el ritmo necesario para sostenerse adelante durante toda la carrera y ganar una competencia.
Pero en Jerez, con el regreso de la actividad para MotoGP y la apertura oficial de la temporada 2020, Fabio se dio el gusto de prevalecer sobre el resto después de 20 participaciones en la clase mayor. Para él, más allá de sacarse la espina, el triunfo en España le significó un salto a la primera plana de todos los medios. Por eso fueron muchas las entrevistas en las que participó y se pudieron conocer más datos de su carrera deportiva. Aquí, algunas de sus respuestas.
(ENTREVISTADOR) Cuando llegaste a Moto3 en 2015, dijeron que serías el próximo Marc Márquez, pero luego hubo momentos difíciles. ¿Qué fue lo que salió mal?
(QUARTARARO) Aquella comparación generó mucha presión. Fue demasiado estresante. Después, me fracturé el tobillo en San Marino y perdí cinco carreras. Al año siguiente ingresé al equipo Leopard, pero tuve una temporada dura: sin grandes resultados. Sin embargo el peor momento ocurrió cuando estaba en Moto2, en el GP de Argentina de 2018, cuando clasifiqué en el puesto 28. ‘Qué estoy haciendo acá?’, me pregunté. A partir de allí, comencé a trabajar con un psicólogo deportivo y mi campaña deportiva tomó otro rumbo.
(ENTREVISTADOR) ¿Y a qué se debe tu éxito inmediato en MotoGP?
(QUARTARARO) Creo que para ser rápido en cualquier categoría no solo necesitas una buena moto. También hace falta contar con buenas personas a tu alrededor, un buen jefe técnico, y un ambiente que se parezca más a una familia que a un equipo de trabajo. Además, la M1 de Yamaha se adapta a mi estilo de manejo, pues siempre me consideré eficaz al tener una buena velocidad de paso en las curvas y, poco a poco, fui ganando experiencia en otros aspectos como en frenajes o ritmo de carrera.
(ENTREVISTADOR) ¿Qué tipo de pistas te gustan: rápidas y fluidas o trabadas y exigentes para el físico? (QUARTARARO) Durante 2019 demostramos que podíamos ser rápidos en cualquier trazado. Fui rápido en Mugello y Le Mans. Me gustan todas las pistas, pero sobre todo aquellas anchas y de largo recorrido.
(ENTREVISTADOR) ¿Existe libertad en Yamaha para comparar tus datos con los de los otros pilotos?
(QUARTARARO) Sí, existe. Pero solo me tomo el trabajo de hacerlo dependiendo de la pista. En algunos trazados necesito mejorar la forma de entrar a las curvas o la manera de erogar la potencia. Todavía tengo muchas cosas que aprender. Por ejemplo, cuando veo los datos de Valentino y Maverick puedo ver la forma que tienen en el control del acelerador, así que tengo que fiarme de su experiencia.
(ENTREVISTADOR) ¿Quiénes fueron tus ídolos cuando eras joven?
(QUARTARARO) ¡Valentino..!, sin dudas.
(ENTREVISTADOR) ¿Y que sucede cuando vez que él también chequea tus datos? Debe ser algo asombroso tener a Rossi tratando de mejorar con tus referencias, ¿no?.
(QUARTARARO) Es algo muy loco. Fui más rápido que Valentino en Mugello del año pasado, así que seguramente verificó mis datos. Es algo increíble, porque pienso que hace diez años esperaba a Rossi fuera de su hospitality para sacarme una foto, ¡y ahora él mira cómo estoy haciendo mis tiempos de vuelta para mejorar! Loco, todo esto es muy loco…
El canto del cisne
Todos conocen la historia de “El patito feo”. Así era considerada KTM dentro del ambiente del mundial, aunque con un enorme respeto por la voluntad de aquel grupo de soñadores que intentó convertir una mecánica especializada en off-road para batir a las grandes marcas dedicadas desde siempre a la velocidad. Desde aquel loco proyecto de la KTM RC8 (que se asemejaba a una moto de Dakar con carenados para pista), corrió mucha agua bajo el puente. Proyectos truncos, idas y venidas en los mundiales, experiencias previas en 125, 250, Moto3, Moto2 y la llegada final a MotoGP.
Muchos también fueron los pilotos que intervinieron en los desarrollos, desde el inagotable esfuerzo de Mika Kallio sobre cuanta moto naranja pudo montar, hasta la experiencia de un campeón sin corona como Dani Pedrosa para capitalizar su fresco retiro. En los últimos años, el tesón de Pol Espargaró sirvió para ir trepando escalones en la grilla y tener el podio a tiro.
Pero, el destino quiso que fuera un ‘rookie’, un piloto con apenas tres carreras en la clase mayor, quien fuera el encargado de entrarle el ansiado trofeo de la victoria a los austriacos. El sudafricano Brad Binder consiguió algo similar a lo que en su momento hicieron otros grandes campeones, ganar antes de su quinta carrera en MotoGP. Marc Márquez ganó en el segundo intento, Jorge Lorenzo en su tercera presentación y Dani Pedrosa necesitó cuatro competencias para llegar a lo más alto del podio. Binder también tardó tres, pero su mérito fue mayor: lo hizo con un ‘patito feo’.