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Dakar Arabia Saudita 2025. Especial

Daniel Sanders (KTM), se convirtió en el segundo australiano en ganar el Dakar y lo hizo después de dominar la general de principio a fin, tal como sucediera con Marc Coma en la edición 2009.

Arabia Saudita recibió a la carrera más dura del planeta por sexta vez consecutiva. Su inmensa y desolada extensión es territorio fértil para generar diferentes alternativas y lograr que cada edición sea completamente diferente a la anterior. Este año, había que definir las posiciones antes de llegar a la jornada final, ya que el último especial en cercanías de Shubaytah (en pleno corazón del ‘Empty Quarter’) fue un bucle de 61 kilómetros con la particularidad de una largada masiva. En la división motos, fueron seis oleadas de 15 participantes en fila cada una, separadas por dos minutos entre tanda y tanda, y donde quienes mantenían la ventaja en el cronómetro general tuvieron todo bajo control. Así, Daniel Sanders se preparó para ganar su primer Dakar partiendo el día definitorio en el mismo grupo con rivales de la talla de Tosha Schareina, Edgar Canet, Luciano Benavides, Rui Gonçalves, Romain Dumontier, Ricky Brabec, Skyler Howes, Ignacio Cornejo y Adrien Van Beveren. Y, salvo que ocurriera algún desastre mecánico, el australiano de KTM debía mantener la calma, seguir a buen ritmo y prevalecer a pesar del postrero ataque de los hombres de Honda que lo acompañaron en el podio: el español Schareina y el francés Van Beveren.

El desarrollo

De esta manera, y luego de casi 6.000 kilómetros cronometrados por caminos de piedra y rocas volcánicas, arena, cañadones, mesetas y océanos de dunas, Sanders (de profesión granjero en su Australia natal) se llevó su primer ‘Tuareg’ de oro y repitió la hazaña de Marc Coma en 2009 (primera edición disputada en Latinoamérica) al liderar la general desde el prólogo hasta la rampa final. Fueron más de 50 horas arriba de la moto en que ‘Chucky’ se hizo fuerte para devolverle el éxito a la casa austriaca, después del éxito en 2024 de Ricky Brabec con Honda. Su apodo (que significa ‘una forma de beber muy rápida en inglés’) también es la denominación de la marca de miel que Sanders comercializa, con logo propio y que brindó a todo su equipo para endulzar cada desayuno en el campamento, antes de salir cada día. El australiano, que debutó en el Dakar en 2021 y sorprendió al ser el mejor ‘rookie’, siempre se mantuvo en una posición favorable. Ganó el prólogo y eligió el mejor lugar para largar en la etapa 1 (que también hizo suya), y luego repitió triunfo al día siguiente aprovechando el orden de salida invertido que dictaminaba la Crono 48. Tuvo mucho cuidado de no cometer errores en las etapas 3 y 5, cuando le tocó abrir camino, y esa estrategia le permitió llegar al descanso en Ha’il en lo más alto de la clasificación general (y con buena ventaja). A partir de entonces, gestionó a la perfección su ventaja en el ‘Empty Quarter’ y aprovechó las victorias de sus rivales para partir seguir sus huellas, y salir indemne del ‘cuadrante vacío’, ese sector de 6.500 kilómetros cuadrados (la superficie de toda Francia) donde sólo hay arena y nada más que arena.

Una de cal y otra de arena

Fue un Dakar con sensaciones diferentes para los máximos representantes argentinos en la carrera más dura del planeta. Por un lado, Kevin Benavides (#47 KTM) había llegado con lo justo de aquella seria lesión que le costó templanza, sacrificio y tiempo en recuperar (una lesión axional difusa, quebradura de húmero y codo, daño en el nervio radial). Pero, aun que parecía que todo iba a desarrollándose con normalidad, sabía que no estaba al 100% y le bastó una semana de dura para comprobar que, a pesar del esfuerzo, intentar ser competitivo al extremo era imposible. “La inteligencia sobre la pasión”, manifestó en sus redes al momento de abandonar, al explicar que “prefiero seguir el curso de mi recuperación y dejar de forzar mi brazo a niveles tan extremos. Si miro atrás, hace unos meses estaba peleando por mi vida, y ahora me di el gusto de correr medio Dakar. Por eso, parar por decisión propia para conservarme, me dará más fuerzas para recuperar competitividad y poder pelear en lo más alto”.

Luciano Benavides (#77 KTM) quedó fuera del podio de Rally GP (fue cuarto en su mejor campaña dakariana), tras una excelente competencia en donde le faltó muy poco para luchar directamente por mejores posiciones. Sin embargo, pudo ganar dos etapas y estuvo cerca de hacerlo en un par más. El menor de los hermanos salteños prevaleció en la etapa 8, que cruzó una provincia de Riad caracterizada por enormes cadenas de dunas de atraviesan la región central de Arabia Saudita. Allí ganó tras un gesto solidario; porque junto a Adrien Van Beveren se detuvo a socorrer a Pablo Quintanilla (#7 Honda) cuando sufrió un serio accidente. Luciano y el francés perdieron tiempo, pero luego se le fue descontado y terminaron haciendo un 1-2 en esa jornada. Al día siguiente, doble mérito para el argentino que volvió a imponerse en un parcial  de 357 kilómetros cronometrados, en medio del ‘Empty Quarter’, a un ritmo elevado y que requirió rápidos reflejos a la hora de leer el ‘road book’. Por lo tanto, que el salteño lograra abrir pista en solitario de principio a fin y sumar una segunda etapa consecutiva, fue muy prometedor. No fue podio final, pero con el acompañamiento permanente de su hermano Kevin, Luciano dio otro paso importante en experiencia y esta listo para mayores desafíos, en este 2025 y en años venideros.

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