El brasileño Barros se llevó el título honorífico de “El mundialito de la Pizza”, un mini-certamen de cuatro fechas que así bautizado por los medios de prensa.
Texto: S.C. – Fotos: archivo ERRE
Es uno de los pilotos más experimentados del campeonato del mundo. Participó en 276 competencias, de las cuales 245 fueron en 500 cc, sobre máquinas de diferentes marcas (Cagiva, Suzuki, Honda, Yamaha y Ducati). Su nombre completo es Alexandre Abraão Coelho de Barros y nació en San Pablo, Brasil, el 18 de octubre de 1970. Comenzó a competir en scooters a los 8 años y tras lograr los títulos brasileños de 125 y 250 cc se trasladó a España para debutar en el Mundial cuando todavía no había cumplido 16 años (edad mínima requerida para participar). Regresó a su país en 1988 para correr en el nacional de 250 cc y al año siguiente volvió a Europa. Tras una breve experiencia en clase menores (en total disputó 17 carreras en 80 cc y 14 en 250 cc) debutó en 500 cc con una Cagiva. Ganó por primera vez en 1993 siendo compañero de equipo de Kevin Schwantz en Suzuki y a partir de 1995 comenzó a correr con Honda.
El brasileño nunca consiguió un título de 500cc o MotoGP pero fue capaz de dar espectáculo enfrentándose a los grandes campeones y lograr cierta satisfacción personal al ganarles en el “mano a mano”. Entre todas las oportunidades en que se destacó importunando al monarca de turno, se destaca el tramo final de 2002, un período que la prensa internacional bautizó como “el mundialito de la Pizza” y que tuvo un claro ganador.
Fue sin dudas aquel uno de sus momentos de mayor esplendor en la categoría, integrando el equipo de Sito Pons donde estuvo cuatro temporadas (de 1999 a 2002) y consiguió cinco victorias. Luego, aceptó en 2003 la oferta de correr con una Yamaha oficial de MotoGP, pero una lesión sufrida en el GP inaugural anuló sus expectativas. En 2004 fue compañero de Nicky Hayden en el Repsol Honda en reemplazo (nada menos) de Valentino Rossi. Sin embargo, a pesar de algunos resultados, no repitió el rendimiento obtenido con la NSR500 del Team Pons. En 2005 volvió a “su casa” al integrar el Camel Honda Pons junto a Troy Bayliss. Tuvo una campaña irregular pero logró una victoria en el GP de Portugal. Tras una ausencia de un año en MotoGP, para competir en Superbike durante 2006 (ganó una carrera con Honda), regresó para una última experiencia con el proyecto Pramac D’Antín sobre una Ducati antes de retirarse del escenario mundialista. Siempre se mantuvo vinculado a las carreras y en 2016 volvió a correr en el campeonato brasileño a bordo de una BMW S 1000 RR de su propio equipo. Una buena performance lo incitó a realizar toda la temporada de 2018 y, tras algunas victorias, peleó el título de campeón de Superbike contra Eric Granado, 26 años más joven que él.
(SUBTITULO) El Mundialito
Tras la implementación de Dorna y FIM de nuevas reglas para la clase mayor, imponiendo motores de cuatro tiempos y 990 cc, Honda aceptó el desafío y puso en evidencia su filosofía: “estamos en el Mundial para inventar y ayudar a otros a inventar”, tal como lo afirmara más de una vez Yuichi Oguma, Director de HRC. Para 2002, Honda puso en pista un modelo diferente y cuidado al más mínimo detalle. La RC211V fue una moto ganadora, nacida de un boceto hecho en un papel en blanco, y que sufrieron sus rivales de aquel año: Yamaha, Suzuki, Aprilia, Protón KR3 y Kawasaki.
Desde HRC apostaron a un presupuesto más amplio que el resto. Todo fue nuevo: motor, chasis y carrocería. El impulsor de 990 cc tenía una configuración inédita de cinco cilindros, pero con el peso de un V4. Tanto la estructura interna como el carenado adoptaron nuevas líneas para conseguir menor peso y mejor comportamiento en curva. Fue un trabajo de años por parte de sus ingenieros y que se materializó con una conquista apabullante. Valentino Rossi se quedó con el título a pesar de brindar la sensación de no ir al 100%. Su único rival en 2002 fue el japonés Tohru Ukawa, su compañero de equipo en el Repsol Honda, quien con armas iguales solamente pudo ganarle en la segunda fecha de Sudáfrica (porque Rossi se equivocó en la elección de los neumáticos). Fue ese el último error del italiano, ya que luego encadenó una racha de siete victorias consecutivas y saldó el año de una manera fantástica: de 16 carreras ganó 11, subió 15 veces al podio y registró un único abandono en Brno (República Checa) por una falla mecánica. Sus peores resultados fueron cuando terminó segundo en Welkom, Motegi, Sepang y Valencia.
No hay duda que las carreras de aquel año de debut para MotoGP fueron aburridas. Solo hubo algo de emoción cuando las NSR500 de dos tiempos (en su último año efectivo en las pistas) se mezclaron en la punta gracias al empeño de Daijiro Katoh, Loris Capirossi o Álex Barros. Entonces, con el título de Rossi encaminado, Honda decidió ceder dos de sus flamantes RC211V a equipos satélites. El denominado “mundialito” se presentó en las últimas cuatro fechas de la temporada, cuando Daijiro Katoh, en el Team Gresini Racing y Álex Barros, que militaba en la escuadra Honda Pons recibieron sus unidades. El brasileño fue escogido por HRC por dos razones: era más experimentado que Capirossi (llevaba más años en Honda) y había renovado para la siguiente temporada; mientras que el italiano había anunciado su incorporación a Ducati a partir de 2003.
Hasta ese momento, Barros se había mantenido casi siempre en el Top10, con dos podios (Holanda y Gran Bretaña), ya que a pesar de ser inferior que la nueva MotoGP su Honda NSR500 todavía rendía frutos. Barros recibió la RC211V en Motegi, a falta de cuatro carreras para el final, y se adaptó rápidamente. Sorprendió a todos con una contundente victoria en Japón (le sacó un segundo y medio al virtual campeón) y repitió otra destacada actuación en el circuito malayo de Sepang, cuando Biaggi se llevó la victoria (la segunda del año con su Yamaha M1) y el paulista fue tercero detrás de Rossi (pero todos encerrados en menos de dos segundos). En la anteúltima fecha, el GP de Australia, Barros escoltó a Rossi luego de entablar otro memorable duelo y en el cierre del año en Valencia volvió a derrotarlo, por apenas 230/1000, en un nuevo final de infarto. Para los amantes de los números, aquel “mundialito” se saldó con 86 puntos para Barros contra 85 de Rossi. La clara superioridad mecánica evidenciada por la Honda RC211V durante todo el año y este final “apretado” contra Álex Barros, supuso que el de 2002 fuese uno de los títulos menos valorados por el italiano. Para Barros, en cambio, enfrentarse primero a las motos 4T sobre un modelo 2T superado y aprovechar el “sprint” final para poner en jaque nada menos que a Valentino Rossi le demostró, de nuevo, aquello de lo que era capaz el brasileño con una moto competitiva. Experiencia y tesón, por el bien del espectáculo.