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Desafío eléctrico por África

Sinje Gottwald, una motociclista alemana, fue convocada por la marca sueca Cake para realizar una travesía a lo largo del continente africano, en una aventura que demandó 124 días para recorrer 13.000 kilómetros.

A través de un comunicado de prensa que llegó a todas las redacciones internacionales, la firma sueca Cake dio a conocer una fantástica aventura realizada por la motociclista alemana Sinje Gottwald al realizar un viaje de 13.000 kilómetros por África en una moto eléctrica.

Sin apoyo logístico, y durante 124 jornadas, Sinje hizo el trayecto por toda la costa occidental del continente, concretando una hazaña que día a día se está ganando un reconocimiento de récord mundial.

El viaje no fue fácil, ya que cada 80 o 90 kilómetros debía realizar el recambio de batería o conseguir un lugar donde recargar. Sin embargo, y gracias a su experiencia de haber recorrido el mundo en otras motos (como con una BMW R 1000 GS) y después de acumular más de 100 mil kilómetros en tres años, a lo largo de seis continentes y tras visitar más de 40 países, esta complicación apenas fue un trámite.

El raid se inició 14 de octubre del 2022, en España. Desde Barcelona pasó a Marruecos para comenzar su aventura africana y no se detuvo sino 124 días más tarde, después de atravesar 19 naciones como Mauritania, Senegal, Sierra Leona, Liberia, Ghana y Camerún, entre otras.

El modelo elegido por Cake se denomina Kalk AP (Anti Poaching o Anti Caza Furtiva) y se trata de una unidad muy liviana, de apenas 80 kilogramos de peso y que cuenta con 15 CV de potencia generados a través de una batería de 2,6 KWh, con la que dispone de una autonomía de 90 kilómetros (más o menos unas tres horas de conducción a campo traviesa).

En cuanto a logística, el plan para los 13.000 kilómetros por África requirió hacer rutas por una geografía plana, donde pudo contar con la posibilidad de cargar sus baterías y obtener alojamiento. Según un relato de la propia protagonista, tuvo que cargar por lo menos 140 veces las baterías; pero, por suerte, no debió arreglar ni una sola cubierta a raíz de una pinchadura.

En cuanto al equipaje, Sinje llevó dos baterías, dos cargadores, unos cuantos repuestos básicos, una notebook para las actualizaciones de software de la moto, una cámara, sus productos de higiene personal y algo de efectivo con monedas locales, dinero que prácticamente trajo de vuelta ya nadie le cobró las cargas de sus baterías, a pesar de haberse ofrecido siempre a pagar por ello.

Pero, como no todo fue color de rosa durante esos cuatro meses, en varias oportunidades la energía eléctrica no estaba disponible, algo que parece tan común por estos lares, pero que en África es casi un lujo.

¡Y allí radicó la verdadera esencia de esta aventura!