El periplo transoceánico siguió alimentando el duelo interno entre los máximos referentes de Ducati y propuso un cierre ajustado para la última fecha; aunque en un escenario alternativo.
El devastador fenómeno climatológico que dejó más de 200 víctimas mortales en la región de la Comunidad Valenciana, habitual anfitriona para el cierre de MotoGP con epicentro en el circuito de Cheste, obligó a un cambio urgente de planes para brindar un escenario acorde al final del Mundial más disputado de los últimos tiempos. En un comunicado de última hora, desde Dorna anunciaron (después del GP de Malasia) que el episodio final de la temporada 2024 será en el Circuit de Barcelona-Catalunya. La elección del trazado de Montmeló se presentó como la más lógica dentro del paddock mundialista, ya que muchos de los equipos, sobre todo los de Moto2 y Moto3, están muy justos de presupuesto a esta altura del año. Quedarse en Sepang (donde tanto Michelin como Pirelli debían realizar toda una movida de infraestructura para proveer de neumáticos a los equipos) o trasladarse a otros escenarios alternativos (Doha, en Qatar era un opción firme), hubiera significado tener que realizar un considerable e inesperado esfuerzo económico. Moto3 y Moto2 ya definieron sus campeonatos; el colombiano David Alonso se consagró en Japón y el japonés Ai Ogura lo hizo en Tailandia; por lo que el plato fuerte de saber quién será el monarca 2024 de MotoGP se resolverá en España; pero en Barcelona en vez de Valencia.
(SUBTITULO) El camino transoceánico
“Es el campeonato de los errores”, sentenció Francesco Bagnaia ante la pregunta de un colega sobre porqué se prolongaba la paridad fecha a fecha. Tanto ‘Pecco’ como Jorge Martín terminaron cortándose del resto de sus rivales y generaron una definición mano a mano, pero en base a capitalizar uno los errores del otro.
Desde que se reanudó el calendario después del receso de verano, a partir del GP de Inglaterra y hasta la cita malaya (a un episodio del cierre), así fue la diferencia en puntos entre primero y segundo fecha a fecha: en Silverstone, Martín lideraba por +13; en Spielberg, Bagnaia tomó la posta por +12; después, llegaron Motorland-Aragón (Martín +17); Mandalika, (Bagnaia +3); Motegi (Bagnaia +11); Phillip Island (Martín +10); Buriram (Martín +20) y Sepang (Martín +24). En medio, las cifras fueron oscilando también, hacia arriba o hacia abajo en función de los resultados de los sábados, momentos en que Pecco Bagnaia salió siempre más perjudicado (sumó cinco ‘ceros’ en las Sprints Races); mientras que Jorge Martín, se olvidó de esforzarse por la victoria (con altas probabilidades de cometer algún fallo) y sumó segundos puestos que resultarán cruciales al momento del balance final en Barcelona.
(SUBTITULO) Cada uno en su momento
Ducati sentó un precedente en el Gran Premio de Japón que muy pocas marcas podrán igualar. Ni siquiera Honda, propietaria del trazado de Motegi, está en condiciones de realizar algo parecido.
1-2-3-4-5-6-7 con Bagnaia, Bastianini, Márquez, Martín, Morbidelli, Di Giannantonio y Márquez Jr. en la Sprint Race y 1-2-3-4-5 de la mano de Bagnaia, Martín, Márquez, Bastianini y Morbideli en el Gran Premio del domingo. Demasiado monótono. La única luz de esperanza, fue saber que antes y durante el desarrollo de las carreras, la KTM RC16 pintada con los colores de GasGas y conducida por Pedro Acosta estuvo merodeando la punta e incomodando a los pilotos de Ducati; pero se cayó en cada oportunidad. A tres vueltas del final en la Sprint Race (cuando ya lo había superado a ‘Pecco’ y era líder) y en el comienzo del Gran Premio, cuando venía preparando la maniobra de ‘sorpasso’ sobre el campeón del mundo para intentar lo que justamente hizo Bagnaia (imponer un ritmo rápido y constante para alejarse). No terminó ninguna carrera, pero marcó la pole el sábado y demostró que puede estar en ritmo para seguir a las ‘Desmo’, como lo había demostrado una semana atrás en Indonesia, tras correrlo a Jorge Martín hasta la bandera de cuadros.
Marc Márquez sumó su tercera victoria en Gran Premio sobre la Desmosedici GP23. En Aragón y Phillip Island (por el sentido de giro que favorece un descanso a su lesionado brazo) y en Misano, donde llovió y fue una lotería para todos. Si hay algo que destacar dentro del estilo del español (en esta nueva era con Ducati) es su capacidad de improvisación. Y en Australia, tuvo que improvisar… y bastante. Su éxito se gestó tras la vuelta de formación, cuando descubrió que un insecto estrellado en el visor le obstaculizaba la visión y tuvo que descartar el ‘tear off’. Fue momentos antes de que se apague el semáforo, con tanta mala suerte que la lámina de plástico (por el viento) cayó debajo de la moto. Pudo verse como Marc intentó recuperarlo, pero volvió a embolsarse por el aire circulante y se acomodó justo entre el neumático trasero y el asfalto. Cuando se apagó el rojo y soltó el embrague, fue como largar sobre una capa de hielo y por eso todos vieron como ‘quemó goma’ como si estuviera en un ‘arrancón’ a la mexicana. Ese inconveniente lo retrasó desde la primera fila al puesto 13 en la curva 1, pero después hizo una obra maestra al superar a siete rivales antes de la curva 2 y se colocó sexto, detrás de Bastianini, en la curva tres. A partir de allí, inició una furiosa recuperación que lo llevó a la victoria, mediando en la disputa por el título (y todavía con alguna chance matemática a esa altura).
Lo de Tailandia fue cuestión de ‘detalles’ como lo indicó en su columna en colega británico Mat Oxley. Jorge Martín aprovechó unos milímetros de diferencia entre el pianito y el sensor de la zona verde para ejecutar una maniobra fuera de los límites pero dentro del reglamento y así ganar una Sprint que fue otro récord para Ducati (1-2-3-4-5-6-7-8). ‘Pecco’ notó una rápida mejoría en el grip del pianito de la curva 1, mientras se secaba el asfalto, para hacer la diferencia justa e imponerse en un Gran Premio con condiciones adversas.
Finalmente, en Sepang, ambos dieron una clase magistral de cómo ir al límite (ese típico gesto del pulgar en la base del mentón o del casco, tirando hacia afuera), pero respetándose deportivamente y generando un espectáculo único e incomparable. ¿Tendremos lo mismo en Barcelona? Por el bien del motociclismo y en homenaje a las víctimas de Valencia, esperemos que el cierre de 2024 sea una verdadera fiesta.