Inicio MOTOGP Tailandia: Relatos infernales

Tailandia: Relatos infernales

La apertura de la temporada 2025 dejó ‘sabor a poco’ en la lucha por la vanguardia. Pero, indagando en las historias de varios protagonistas, la experiencia fue un desafío que sólo atletas de elite como los pilotos de MotoGP fueron capaces de sortear.

Por primera vez en 26 años, el Mundial de MotoGP tuvo su apertura en el Sudeste Asiático. La última ocasión en que el certamen del mundo para las motos de pista había iniciado su calendario en esa región, fue en 1999 cuando se disputó en Sepang el GP de Malasia que fue para Kenny Roberts Jr. (Suzuki), Carlos Checa (Yamaha) y Alex Crivillé (Honda), en plena época dorada de las motos de 500 cc. Tal situación geográfica abrir el telón no es de las mejores; ya que, más allá de la diferencia horaria con los polos de atención (para Argentina fue a las 5:00 AM), el calor reinante y la alta humedad generan condiciones extremas que los protagonistas debieron afrontar.

Deportivamente, Marc Márquez tuvo su debut triunfal con los colores oficiales de Ducati. La marca se mantuvo como referencia dentro de MotoGP; mientras que el resto de los fabricantes insinuaron un acercamiento que sólo podrá apreciarse en forma cuando el campeonato transite por circuitos más ‘estables’ climáticamente. La verdadera sorpresa de Buriram fue la actuación del debutante Ai Ogura, a bordo de la Aprilia satélite del team TrackHouse, puesto que fue la mejor ‘no Ducati’ de la primera fecha: cuarto en la Sprint y quinto en el Gran Premio. KTM se quedó con las ganas de evidenciar una evolución por la prematura caída de Pedro Acosta (peleaba por ser sexto); Honda tuvo a Johann Zarco como el más regular culminando séptimo (aunque Joan Mir se cayó mientras trataba ser quinto) y Yamaha decepcionó después de lo bueno insinuado en los ensayos, ya que Fabio Quartararo penó con el neumático delantero (escogió la opción más dura para exprimirlo en las frenadas) y el recién llegado Jack Miller hizo lo mejor para la marca al finalizar undécimo. Sin embargo, a pesar de todo esto, se generaron en Tailandia relatos que bien podrían llevar un sello en común y vale la pena conocerlos.

Salir del infierno

Marc Márquez cruzó la línea de llegada en Buriram, miró hacia atrás para chequear que su hermano menor estaba a sus espaldas y recién allí inició su festejo. Siempre tuvo confianza que podría ganar en su debut con el Ducati Lenovo Team, sólo le faltaba conocer qué diferencia le haría a su compañero Bagnaia. Colocar a Alex en medio de ellos (además de generar un 1-2 familiar que nunca se había dado en la historia), le otorgó un plus de puntos en la provisional del campeonato que ya está disfrutando.

Fue su tercer triunfo en Tailandia; había ganado con Honda en 2018 y 2019, pero siempre después de caídas en lo previo para encontrar el límite. En este caso, parece que la frontera del potencial de la Desmosedici aún está lejos y, sin besar el suelo en todo el finde, ganó todo: Pole, Sprint y Gran Premio. “Sus emociones después del podio fueron como una montaña rusa”, afirmó en su columna de MotorSport el periodista Max Oxley. “Pudo verse cómo, con frecuencia, pasaba de una enorme sonrisa a un labio inferior tembloroso y viceversa. Sabe que, salvo algún desastre, finalmente dejó atrás ese infierno en el que cayó hace casi cinco años: mucho dolor, múltiples cirugías y una gran cantidad de momentos en los que se preguntó si todo había terminado para él. Todos esos recuerdos lo invadieron cada vez que le temblaba el labio inferior”, describió el colega británico. “Ahora sabe que tiene la gran oportunidad de demostrar que es, probablemente, el mejor piloto de todos los tiempos”.

El único ‘percance’ que tuvo Márquez en Buriram fue la normativa de MotoGP sobre la presión de los neumáticos. Y, para no correr el riesgo de finalizar con un alto porcentaje de vueltas por debajo de la presión mínima (equivalente a una penalización en tiempo), jugó al ‘gato y al ratón’ con su hermano, dejándolo liderar para luego superarlo en los últimos giros.

Dentro del infierno

Un temperatura ambiente de 37 grados centígrados no sólo influyó en el estado y la presión de los neumáticos delanteros, sino  que también afectó a los pilotos. En plena competencia, con una sensación térmica que se elevó por el mismo calor emanado por el asfalto, los protagonistas tuvieron dificultades para respirar un aire a casi 50º dentro de sus cascos. Es más, a bordo de motos que literalmente ‘ardían’, hubo casos en que los sensores marcaron cerca de 100º centígrados, o sea: el punto de ebullición. Casi todos (en las tres clases) finalizaron con quemaduras en las pantorrillas, antebrazos pasados de ‘rojo bronce’ y ampollas en las manos. Otros, en tanto, sufrieron de visión borrosa o tuvieron dificultades para frenar correctamente porque las palancas de freno delanteras les quemaban los dedos. La primera vez que el Mundial de Velocidad corrió en el Sudeste Asiático (el GP de Malasia en Shah Alam de 1991), la carrera principal se acortó en cinco vueltas para evitar sufrimiento a los pilotos. Tal vez hubiera sido una buena idea en Buriram para evitar tantos lamentos posteriores.

(SUBTITULO) ¿Rumbo al infierno?

Pocas veces pudo verse una diferencia tan notoria en el estado de ánimo de los integrantes del podio. El domingo de Tailandia, después del Gran Premio, el ex campeón Francesco Bagnaia se mostró aislado en sus pensamientos; mientras que sus eventuales compañeros en los festejos no dejaban de responder efusivamente las preguntas de los medios de prensa y reflejar la alegría ‘familiar’ que experimentaban (los hermanos de Cervera ya habían compartido podio en Sachsenring en 2024, pero fue un 2-3). Sin embargo la expresión de ‘Pecco’ no era la de un hombre derrotado, porque Buriram entregó solamente 2 de las 44 carreras (entre Sprint y Grandes Premios) que tendremos en 2025. El italiano tuvo un fin de semana malo (al contrario de Marc, al que le salieron todas bien), fue eliminado de la Q2 clasificatoria por un error de Franco Morbidelli (lo tapó en la última vuelta rápida) y después falló en la elección del neumático delantero para la carrera corta, con un duro que se desgastó prematuramente. “No estoy en MotoGP para terminar tercero”, aclaró como primera medida, “por lo que tendré que aprender y mejorar para las próximas carreras”. Mientras esta edición se preparaba para llegar a los kioscos digitales, seguramente Bagnaia estaba analizando los datos de Marc y Alex para saber en dónde le hicieron diferencia y qué tiene que capitalizar la experiencia para mejorar sus prestaciones. Es la única que le queda. El hecho de compartir equipo con el último gran piloto que ganó todo antes de su lesión, indudablemente le genera una presión extra. ‘Pecco’ empezó 2025 con la intensión de recuperar el trono que perdió a manos de Jorge Martín en 2024, pero tienen al máximo rival ‘allí’… a menos de tres metros dentro del box. Si no reacciona de inmediato y capitaliza cada situación en beneficio propio, deberá mentalizarse que podría tener una temporada bastante dura. Esperemos que no. La seguimos después de Termas.

SigMaFil