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Turismo / Proyecto Lago Baikal (Segunda Parte)

Relato cronológico de un viaje único. Continuidad de una historia en primera persona donde la colaboración, fraternidad y camaradería entre viajeros concretó una hazaña al otro lado del mundo.

Texto: S.C. Fotos: gentileza Mariano Carloni

Bajo el título de “La llamada”, iniciamos en la entrega anterior el relato de Mariano Carloni, un enamorado por las motos que canalizó su pasión por los viajes y que, gracias a la devolución de un favor, concretó un viaje increíble. Su amistad con Declan McEvoy, un viajero irlandés, lo involucró como participante del denominado ‘Proyecto Baikal’, una aventura que buscaba cruzar un lago congelado en plena Siberia. Este lago, es uno de los más grandes del mundo, con casi 800 kilómetros de largo y 50 de ancho, y el más profundo, con 1.500 metros desde la superficie al fondo. El desafío fue transitarlo a lo largo (o sea, a través de 800 kilómetros), pero mientras estuviera congelado, en pleno invierno boreal. El viaje se concretó en siete días intensos de manejo sobre todo tipo de superficies y con temperaturas promedio que oscilaron entre -20° C y -30° C.

Del ‘Proyecto Baikal’ formaron parte seis motociclistas de diferentes naciones: un lituano, un alemán, un inglés, dos irlandeses y un argentino (todos sobre sendas KTM EXC-F, de 450 y 500 cc), además de otro irlandés conductor de la camioneta UAZ que hizo las veces de vehículo de apoyo. Según el recuerdo de Mariano, “el viaje no se pareció a nada de lo que hubiera imaginado previamente. Por más que intenté asesorarme en artículos informativos, fotos y videos, la experiencia fue completamente única y diferente”.

(SUBTITULO) ¡Allá vamos!

“El lago Baikal tiene una belleza incomparable y emana una energía única que se percibe en cada kilómetro recorrido. A su vez, la camaradería y el trabajo en equipo fueron importantes para superar todos los obstáculos, sentirnos seguros y llegar a la meta prefijada: el otro extremo de ese gran bloque de hielo”.

“Las condiciones de manejo fueron duras, lo mismo que el terreno, pero esto no impidió que pudiéramos concretar lo que fuimos a buscar y, mucho menos, disfrutar de una experiencia única en la vida. El grupo atravesó cientos de kilómetros de hielo y nieve, con o sin sol, con aire despejado o nevadas intensas, con frío… y ¡más frío!”.

“A pesar que todo el viaje invitaba al disfrute pleno, no debíamos olvidar las precauciones a tomar, ni el respeto hacia la Madre Naturaleza. Vivimos situaciones difíciles como saltar grietas o superar tramos con el hielo muy quebradizo que, si bien nos causó temor y preocupación en su momento, se transformaron luego en risueñas anécdotas con el objetivo ya cumplido”.

“Personalmente, el viaje me cambió por completo. Sin dudas hay en mí un antes y después del Lago Baikal. Arranqué el proyecto lleno de dudas e incertidumbres. Pené durante el trayecto pensando por momentos: ‘¿Qué estoy haciendo en medio de la nada y temblando de frío?’, pero después comprendí que aquello me hacía feliz y ya nada importaba. Por eso regresé seguro de mis ideales: seguir disfrutando de las dos ruedas mientras pueda, porque el mundo tiene otros lugares magníficos para recorrer”.

“Para el grupo, el ‘Proyecto Baikal’ significó la concreción de un doble objetivo: alcanzar la meta e ingresar en los registros históricos. A nuestro regreso, y después el revisar datos y evidencias de cada uno de los participantes, el 12 de diciembre de 2020 se oficializó desde la sede de los Récords Guinness que ‘el viaje consistió en la mayor distancia off road recorrida en moto sobre hielo’ (y así rezará en el famoso Libro). El logró ingresó en la categoría Off Road, pues hace referencia que se realizó en un trayecto donde no existió camino o ruta demarcada, sino que se trató de una capa de hielo que en partes ni siquiera fue lo suficiente gruesa para mantenernos. Lo justo, apenas, para permitirnos concretar un sueño”.

“¿Cómo dormir sin congelarse?, el ritual del ‘bania’, vodka con las comidas y cómo quedó el casco tras una noche a la intemperie, son solo algunas de las anécdotas que se fueron sumando a lo largo del viaje”.